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Las Zorreras, Navalquejigo, El Escorial

Este paseo puede durar entre 2 y 3 horas, dependiendo del ritmo de la marcha, los descansos o las paradas, y se recorren entre 9 y 10 kilómetros. No tiene ninguna dificultad y siempre tendremos de frente el lugar al que nos dirigimos.

Una vez en la estación de Los Arroyos-Navalquejigo, nombre completo de la misma, cruzamos la vía, por el lugar habilitado para ello, y siguiendo la calle Juan Hurtado de Mendoza, llegamos a lo que queda del pueblo medieval de Navalquejigo, donde unos cuantos perros saldrán a darnos la bienvenida.

Una vez visitado el núcleo urbano tomamos el camino de El Escorial, siguiendo la calle Dos y terminando en la calle Principal, al final de la cual lo que era vía urbana se convierte en camino de tierra. Continuando pasaremos por encima de la vía del tren y ya estamos en el camino de El Escorial. Poco después de cruzar los raíles del ferrocarril a nuestra derecha encontraremos el Camino de las Tejoneras que nos llevaría hacia Villalba.

Siguiendo la ruta hay un punto donde el camino se desdobla, nosotros cogeremos el sendero de la izquierda, llamado calle o camino de los Artistas, que cruza el arroyo Ladrón. Durante un trecho caminaremos en paralelo a la vía del tren, hasta el camino de Las Cebadillas. Volvemos a cruzar sobre las vías del tren. Seguimos el periplo llegando a un punto donde se cruzan varios de ellos. Nosotros tomamos la tercera salida, siguiendo el camino por el que vamos hasta llegar al Ensanche. Ya solo nos queda cruzar la avenida Felipe II y estaremos en pleno núcleo urbano de El Escorial. A la derecha dejo una imagen del acceso desde el camino de las Cebadilla, al centro de El Escorial.

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Hoy Navalquejigo es un un pueblo medieval abandonado, muy cerca de la estación de Los Arroyos, en el municipio de El Escorial.

El núcleo de población parece que existe desde el siglo XIII, fundado por los segovianos, como otros muchos lugares, a su paso por la Cañada Real Segoviana y tuvo incluso más importancia que El Escorial, ya que pertenecía al Real de Manzanares. El pueblo contaba con picota, justicia y ayuntamiento propios, cuyos restos podemos ver.

Cuando Felipe II adquiere las fincas que formarán parte del Bosque Real, la población existente en esos lugares se desplaza a Navalquejigo. Casi todo su término quedó dentro de la Cerca Real, existiendo una puerta, la de Navalquejigo, en este lugar.

En 1564 Felipe II convierte la iglesia en parroquia con el nombre de Exaltación de la Santa Cruz, segregándola de Galapagar, junto a Torrelodones y Colmenarejo, que también pertenecían a Galapagar. A finales del siglo XVI contaba con una población de 250 habitantes, el doble que El Escorial. En este periodo varios terrenos pasan al patrimonio de la iglesia, como el Prado del Señor, que aún se conserva, mientras que casi todo lo demás eran tierras comunales de pastos y agricultura.

En el siglo XVIII se desencadenan disputas territoriales entre Galapagar y El Escorial hasta que en 1748 establece su propio ayuntamiento con una población fija de 73 vecinos. Entre 1845 y 1850 vuelve a depender de Galapagar, aunque manteniendo un alcalde pedáneo. En 1890 vuelve a formar parte de El Escorial.

Con las desamortizaciones del siglo XIX sus tierras son compradas por un madrileño acaudalado.

En 1927 el ayuntamiento de El Escorial deniega la construcción de una escuela por ser los terrenos de propiedad privada. En los años 40 del siglo XX se produce el éxodo rural a ciudades con mejores servicios y ya el declive es imparable. Una constructora adquiere en esta época sus bienes territoriales. La iglesia fue cerrada al culto en 1984, cuando se construye la nueva iglesia de Los Arroyos y el pueblo queda deshabitado.

Diversos problemas legales con la propiedad y con licencias urbanísticas han permitido que el núcleo urbano permanezca casi intacto.

En la actualidad encontraremos en el lugar a un grupo de okupas cuya actividad entra en lo que se puede llamar artesanal o alternativa. La fuente, la iglesia, la antigua picota, la explanada, conviven con las pintadas y el aparcamiento de vehículos achatarrados. Todo ello consigue que el lugar, desde el que podemos ver la dehesa, el monasterio de San Lorenzo y la zona en la que mejor se conserva la Cerca de Felipe II, la que rodea Navalquejigo, donde el muro llega a alcanzar tres metros de altura, se convierta en un lugar, por lo menos peculiar, pintoresco y atractivo al turista paciente.

En el año 2006 el conjunto es declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, por quedar incluido dentro de la Cerca de Felipe II. Una zona BIC de la CCMM que se encuentra en un estado lamentable y a la que debería darse una solución adecuada.